Cerrando la sucesión de insignias del cortejo del paso de Nuestro Padre Jesús Nazareno figura, en lugar destacado, la insignia que representa el carácter sacramental de la Archicofradía. Aunque ese carácter ha cumplido ya cuatro siglos, resulta curioso observar cómo la corporación no ha poseído insignias que aludan a esta identidad sacramental hasta bien entrado el siglo XX.
De 1947 datan las primeras referencias de creación de las insignias sacramentales, concretamente el guion que ahora centra estas líneas y el estandarte sacramental. Únicas insignias que, con independencia del estandarte corporativo, ha poseído y posee la Archicofradía en alusión a este carácter sacramental. Hasta ese momento la hermandad siempre usó prestados los enseres de la hermandad sacramental de la Real Parroquia de Señora Santa Ana, de la que históricamente dependió. Es mucho más tarde, concretamente en los años ochenta del siglo XX, cuando una de estas insignias se incorpora al cortejo penitencial, ya que hasta ese momento sólo eran empleadas en los cultos dedicados al Santísimo Sacramento. Nuevamente es la necesidad de incorporar insignias al creciente cortejo el que determinó el uso actual del guion sacramental en la Estación de Penitencia, si bien y aunque es una tipología relativamente habitual en las procesiones de Semana Santa, no es este su uso, ya que su diseño está pensado para señalar el lugar donde figura el Santísimo Sacramento.
Aparte de en la Estación de Penitencia, el guion abre el cortejo de la procesión eucarística para el cumplimiento pascual de enfermos e impedidos, la procesión claustral que se realiza tras la última eucaristía del Solemne Quinario a Nuestro Padre Jesús Nazareno. En ocasiones y según la costumbre, ha abierto la representación de la Archicofradía en la procesión del Corpus Christi de la Catedral de Sevilla.
El guion fue creado en 1947 por Guillermo Carrasquilla en tisú de seda blanca y oro, bordado en hilos de oro a realce. La insignia reproduce formalmente el esquema clásico que simboliza el ya aludido un puño cerrado con el índice extendido en actitud de señalar al Santísimo, si bien en la estación penitencial es portado indicando el camino. En uno de los lados aparece una custodia de mano y en el otro el Cordero Místico sobre el libro de los siete sellos, orlados ambos de una cenefa a partir de elementos vegetales y cuernos de la abundancia que bordean el perímetro de la pieza que se completa con flecos y campanillas en la parte inferior. Fue pasado a nuevo tisú e intensamente restaurado por los talleres Santa Bárbara en 1991. Resulta muy característico de este tipo de enseres la inclusión de campanillas que penden del paño bordado. El asta sobre la que se inserta es de autor anónimo, y está realizada en metal plateado y cincelado en 1956. Se remata con una cruz de metal fundido y plateado, siendo el conjunto restaurado en 1991 en los talleres de orfebrería de Viuda de Villarreal.