Cerámica

PATRIMONIO ARTÍSTICO

Cerámica

La tradición del azulejo y la cerámica artística de Triana hunde sus raíces muy profundamente en la Historia. Un relato que tiene uno de sus escenarios destacados en la parroquia de Nuestra Señora de La O, y a la Archicofradía que allí nació y tiene su sede, a una de sus protagonistas. La utilización de elementos de cerámica artística en la arquitectura sevillana es una constante histórica motivada en primer grado por la necesidad, aunque no puede obviarse la cuestión estética. Una dualidad que constituye hoy una seña de identidad de primer orden.

El empleo del azulejo como elemento constructivo no sólo está relacionado con el ornamento, aunque esta sea la razón más reconocible y evidente de su uso en la arquitectura. Las gruesas losas de barro vidriado del azulejo tradicional proporcionan un formidable aislamiento tanto térmico como de la humedad, así como una solución de gran estabilidad para el revestimiento de paramentos expuestos a este último agente. Además, su superficie vitrificada no requiere prácticamente el mantenimiento, además de resultar una solución muy higiénica. En consecuencia, un edificio —el de la iglesia de La O— y un barrio entero —Triana— cuyos muros y cimientos se hunden en el talud aluvial del río Guadalquivir encontraron en el azulejo una solución notablemente eficiente, que a la vez era soporte de un amplísimo repertorio de soluciones tanto desde el punto de vista de la técnica de acabado como de la ornamentación.

La torre y fachada del templo

Azulejo Nazareno
Azulejo del Nazareno (torre)

Ante la falta de evidencias conservadas, así como de testimonios documentales, no puede referirse nada acerca del empleo de la cerámica en la Archicofradía de La O en tiempos anteriores a la construcción del actual templo. Son las manifestaciones presentes en su emblemática torre las más antiguas que se conservan, sobrepasando alguna de ellas los tres siglos.

En efecto, la fachada de la torre de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de La O es un auténtico muestrario de la utilización de la azulejería en la arquitectura, así como del retablo cerámico sevillano. Se sabe que la torre se terminó de construir en 1699, momento en el que debieron colocarse los primeros azulejos, si bien ninguno de ellos ha llegado hasta nuestros días, puesto que los más antiguos de los que ahora subsisten se han fechado en 1756 y fueron colocados con motivo de las obras de reconstrucción de las partes dañadas por los efectos del terremoto del 1 de noviembre de 1755, ejecutadas por Gaspar Hermoso, maestro alarife y con la intervención de Gaspar de Baeza y Juan Bernardo maestros ceramistas. De este momento son los revestimientos en azulejo azul y blanco del chapitel, así como los remates cerámicos que adornan la cúspide de la torre. Si bien muchas de estas piezas no son las originales, habiendo sido sustituidas en numerosas ocasiones.

Durante esas mismas obras de reparación se instalaron toda una serie de retablos cerámicos en la torre, algunos de los cuales no han llegado a nuestros días, pero pueden identificarse. En el lado norte de la torre se ubica al centro un panel rectangular, parcialmente perdido donde pueden reconocerse las figuras de las santas Justa y Rufina, a los lados y bajo la línea de los soportes del campanario, se encuentran dos paneles que representan a San Gabriel y San Miguel arcángeles. En el lado Oeste, que da a la calle Castilla aparece Santa Brígida flanqueada por dos jarras de flores, y a los lados dos nuevos paneles con las efigies de San Francisco de Asís y San Antonio de Padua.

En el último cuerpo de la caña de la torre se ubica un retablo cerámico muy maltratado por el tiempo en el que se representa la Imposición de la casulla a San Ildefonso. Asunto muy relacionado con la advocación de La O, dado que el milagro de la aparición de la Virgen al santo obispo en Toledo ocurrió un 18 de diciembre, festividad de la Expectación del parto, o lo que es lo mismo, de la Virgen de La O.

Descendiendo por la fachada de la torre se ubica una de las piezas más singulares y el de mayores proporciones de toda la colección de retablos cerámicos que se conserva en la iglesia de La O. Se trata del retablo dedicado a Nuestro Padre Jesús Nazareno, el cual pasa por ser el más antiguo azulejo dedicado a un titular de una cofradía en Sevilla, ya que bajo el mismo aparece una inscripción que reza: “HYJAS DE JERVSALEN. NO LLOREIS POR MY.. SYNO LLORA POR VOSOTRAS MYSMAS Y VUESTROS HYJOS. A. DE 1760”. Se trata de una representación de la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno que no busca en absoluto la similitud con la talla salida de manos de Pedro Roldán, sino la referencia al pasaje evangélico que representa. De este modo, la figura que aparece en el retablo cerámico, está situada en un paisaje agreste donde se advierte el monte calvario. Porta una cruz de madera cepillada, túnica morada y soga al cuello y cintura.

Más abajo se encuentra un nuevo retablo cerámico, en este caso representado a San Andrés apóstol. La explicación de su concurrencia se obtiene del letrero que aparece bajo el retablo: “SEACABA 1699 / SE RENOBA 1756”. Se trata de un azulejo conmemorativo de las obras de reparación ya mencionadas, apareciendo el santo apóstol como patrono de los alarifes, quienes intervinieron en la obra.

Campanario de la torre
Campanario de la torre

A continuación, y en sentido descendente, aparece un nuevo retablo cerámico dedicado al primero de los titulares de la Archicofradía: el Santísimo Sacramento del Altar. Puede fecharse este azulejo dentro de la segunda mitad del siglo XVIII, sin que por el momento haya podido documentarse con exactitud. El panel lo preside un ostensorio en cuyo viril está la Sagrada Forma, vislumbrándose en ella las tres cruces del Calvario. La custodia está sobre nubes flanqueada de cabezas angélicas y rodeada por una orla fitomórfica que lleva por timbre la corona ducal sostenida por dos ángeles que llevan palmas en sus manos. Bajo la orla aparece la inscripción: “PORA Q SE LLAMARA A MNSTRA LOS Stos. Stos. A DESORA”. Es decir, que es una indicación para el lugar por donde había que avisar en caso de urgencia al sacerdote para administrar los sacramentos de la comunión, la penitencia y la extremaunción, fundamentalmente.

En el otro extremo de la fachada y con motivo del X aniversario de la coronación canónica de María Santísima de La O, fue colocado el pasado mes de diciembre de 2017 un nuevo retablo cerámico que representa a la titular dolorosa de la Archicofradía. Se trata de una pieza que toma inspiración del ya aludido de Nuestro Padre Jesús Nazareno en lo que a orla y fondo respecta. La imagen de la Virgen aparece de cuerpo entero vestida con el manto de salida y la saya estrenada para la coronación, así como con la aurea presea que le fuera colocada sobre las sienes por el arzobispo de Sevilla, cardenal Amigo Vallejo, el 2 de junio de 2007 en el Altozano. El retablo es obra del taller de Joaquín Soriano, ubicado en Benacazón.

El templo 

El interior del templo parroquial de Nuestra Señora de La O es un completo muestrario de lo que dio de sí el arte de la cerámica durante el siglo XX en Triana. No obstante, hay que comenzar por las piezas más antiguas conocidas, que son los hoy desaparecidos zócalos de azulejo del presbiterio, visibles en añejas fotografías del templo. Sí se conserva el resto de zócalos de azulejo de arista realizados durante las dos primeras décadas del siglo XX en alfares trianeros, desplegando un amplísimo repertorio de motivos geométricos y cromáticos a lo largo de los muros perimetrales del templo. Todo el programa decorativo y de revestimientos de azulejo trianero se debe al impulso del ceramista y hermano de la Archicofradía Manuel García-Montalván y García-Montalván, cuya fábrica de la calle Alfarería lleva el nombre de Nuestra Señora de La O, José Cobos Estrada, hermano mayor en aquel momento, don Pedro Ramos Lagares, primer párroco de La O, y otros hermanos como los comerciantes e industriales Antonio Martín Alborch y Rafael Díaz Martínez.

En la capilla bautismal existe un retablo cerámico realizado en el taller de Manuel García-Montalván en torno a 1920, según inscripción en la orla, aunque sin firmar. Se reproduce claramente un modelo iconográfico canónico derivado de composiciones grabadas del barroco.

Detalle de azulejo
Detalle de azulejo

A excepción del retablo mayor, todos los altares de la iglesia que tenían su correspondiente retablo, poseen poyos revestidos de azulejos, todos ellos salidos en diferentes momentos de la fábrica de Manuel García Montalván. Dos de ellos, los que estaban en la nave de la Epístola, a ambos lados de la embocadura de la capilla del sagrario desaparecieron en 1961 al retirarse los retablos que soportaban. Se trata de una colección de frontales que constituyen una sobresaliente muestra del diseño de corte regionalista correspondiente con el periodo de mayor esplendor de esa estética. En la cabecera de esa nave sí se conserva el poyo y frente de altar correspondiente al retablo de la Sagrada Familia de la Virgen María, grupo escultórico que aún se conserva en ese lugar. Los azulejos de este frontal, salidos de la fábrica de Montalván y fechados en 1939, presentan una decoración a base de tallos vegetales y roleos en tonalidades amarillas y azules sobre fondo verde. Al centro aparece un escudo con una flor blanca y la leyenda tomada del profeta Isaías (Isaias 11,1): “DE RADICE JESSE ET FLOS DE RADICE EJUS ASCENDET EGREDIETUR VIRGA”, que significa: Y saldrá una vara de la raíz de Jessé y de su raíz subirá una flor. Algo que está en clara alusión a la parentela de María, que es precisamente lo que se representa sobre ese altar.

En la nave del Evangelio, donde en tiempos pasados se ubicó el sagrario de la iglesia, se sitúa un nuevo poyo de altar revestido de azulejos. En este caso, la decoración es geométrica en azulejos de arista, excepto un espacio central que alberga el emblema de la congregación de la Medalla Milagrosa, que tenía sede en la parroquia.

A continuación, en la misma nave se encuentra el altar y retablo de Nuestra Señora de La O Gloriosa, que antes y hasta 1961 ocupó la dolorosa. Se trata de uno de los más elegantes del conjunto, fechado en 1928 y salido de la fábrica Montalván, aunque sin firma de su autor. La decoración es dorada sobre fondo azul, alternando elementos geométricos y vegetales, dejando al centro una tarja que aloja el escudo completo de la hermandad de La O y el lema de la misma “O SANCTA VIRGO VIRGINUM”.

En la misma nave del Evangelio y junto a la puerta de acceso al templo se encuentra una de las singularidades de la iglesia con respecto al arte cerámico, el altar dedicado a Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de México. Se trata de un altar y retablo realizados íntegramente en cerámica que alberga un lienzo del siglo XVIII obsequio de la peregrinación mexicana de Puebla de los ángeles en 1956. La pintura queda cobijada por dos pilastras corintias cajeadas y decoradas con candelieri, las cuales soportan un entablamento igualmente decorado y un frontón semicircular que alberga en un tondo el escudo de la república mexicana flanqueado de dos ángeles. El poyo de altar está sostenido por dos balaustres cerámicos y el frontal, fechado en 1957, queda retrasado y adosado al muro. Presenta en el centro una tarja con el escudo de La O y toda una serie de elementos vegetales y cintas, así como cuernos de la abundancia y carátulas sobre fondo anaranjado. Por su parte, los poyos de los altares de los pies de ambas naves laterales son de azulejos de arista con motivos geométricos.

Sin salir aún del cuerpo de la iglesia son dignas de mención otras piezas realizadas igualmente en cerámica artística. En primer lugar, la lápida sepulcral de don Ignacio Gómez Millán, farmacéutico, artista diseñador de alguno de los conjuntos de bordado más importantes del siglo XX en Sevilla y gran protector de pobres, así como fundador de la Asociación de Ejercitantes de Nuestra Señora del Rocío. Destaca también la reciente placa cerámica conmemorativa del 450 aniversario de las primeras reglas de la Archicofradía de La O como hermandad de penitencia, regalo de la hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Sevilla (Triana), el pasado año de 2016. En ella se incluye el escudo corporativo y una efigie de la Virgen de La O gloriosa.

El último gran ciclo pictórico sobre cerámica que atesora la hermandad es el Vía Crucis del templo. Realizado en 2010 por Carmelo Martín Cartaya, sus estaciones están basadas en el vía crucis del antiguo hospital gaditano de Nuestra Señora del Carmen, conocido popularmente como “Hospital de Mujeres”. Uno de los conjuntos más singulares de su tipo y que fue realizado a mediados del siglo XVIII, estando atribuido a la mano de Joseph de las Casas. Son un total de 16 paneles con cuatro piezas cada uno, situándose 15 en los muros de la iglesia, correspondientes a las 14 estaciones más la Resurrección y una dedicada a la Soledad, colocada en la capilla sacramental sobre el acceso al columbario. 

La capilla sacramental

Detalle Capilla del Sagrario
Detalle Capilla del Sagrario

Edificada entre 1908 y 1910, el proceso de adorno y decoración definitiva de este singular espacio se dilataría hasta 1928 con la instalación del retablo de cerámica que hoy lo preside. Se trata de un ámbito íntegramente realizado en barro cocido en sus diferentes variantes de acabado.

El programa decorativo en cerámica vidriada se inicia con el zócalo que circunda la capilla. Realizado en 1910 en el alfar de Manuel Corbato, siendo pintados por Antonio Romero. Todo el zócalo se organiza en tres registros: sobre el rodapié en cobalto liso se dispone una faja decorativa con roleos vegetales en tonos verdes, azules y dorados sobre fondo amarillo, un registro central donde se desarrolla la mayor parte de la iconografía, y una nueva banda superior donde vuelven a aparecer los roleos, esta vez con la concurrencia de niños alados, de elegante diseño. Centrando la atención en la faja central, en las jambas del ingreso se colocan las efigies de cuerpo entero de San Pedro y San Pablo, representados de pie y según la iconografía tradicional. El resto de paños en que se haya dividido este registro central alberga un planteamiento decorativo basado en los diseños que Cristóbal de Augusta desplegó en los zócalos del palacio gótico de los Reales Alcázares de Sevilla en 1577. El programa consiste en motivos simétricos derivados del grutesco en el que aparte de elementos vegetales y cueros recortados se insertan aves, animales fantásticos y cabezas aladas. En medio de todo este repertorio aparecen repartidos por todo el zócalo los instrumentos de la Pasión.

Sin duda es el retablo el elemento más sobresaliente de cuantos ejemplos de cerámica artística se encuentran en la iglesia de La O. Arranca sobre un poyo revestido de azulejos que hacen de frontal, realizado en la fábrica de Manuel Montero en 1928, siendo el pintor Fidel Villarroel López quien realizó la decoración pictórica en plano sobre los azulejos, desplegando un repertorio de hojas de acanto y animales fantásticos, flanqueados de dos pilastras y que cobija en su centro un óvalo alusivo a la eucaristía, mostrándose un ostensorio rodeado de cabezas angélicas.

El retablo, que consta de banco, un solo cuerpo principal y ático está articulado mediante cuatro grandes balaustres apilastrados realizados en cerámica. Se sabe que el maestro Adolfo López trabajó en la realización de los moldes de estas y otras piezas volumétricas del retablo. Moldes que han sido utilizados en otras ocasiones como en la fachada de una de las casas de la calle Antillano Campos, aunque en este caso sin vidriar. Estos soportes arrancan desde el banco apoyándose en ménsulas, dejando en la zona central espacio para el tabernáculo sagrario de plata. El camarín, igualmente revestido de azulejos con vidriado metalizado es una hornacina rematada en medio punto. El primer cuerpo se remata con una amplia cornisa con frontón curvo, roto y enroscado que alberga el ático, consistente en un edículo con remates que cobija una tarja con el escudo de La O.

Se trata en suma de un conjunto plenamente imbuido de la estética regionalista, no sólo por los repertorios decorativos empleados, sino también por la utilización de la cerámica artística como elemento fundamental y casi único de este conjunto.

La casa Hermandad

Azulejo de litografia Grima
Azulejo basado en litografía de M.Grima

Las dependencias de la archicofradía cuentan igualmente con elementos de cerámica artística, fundamentalmente concentrados en la rotulación de los diferentes espacios así como paneles donde se identifica su nomenclatura, como es el caso de la puerta de entrada a las dependencias desde la antigua sala capitular donde se han colocado rótulos y un panel alusivo al Santisimo Sacramento, obra de Carmelo Martín Cartaya, o el salón “Santa Brígida” de usos múltiples, que cuenta con rótulo y correspondiente panel con la efigie de la que fue primitiva titular de la hermandad en su origen.

De igual modo, en la casa hermandad se conservan otras obras en cerámica, destacando un retablo cerámico que representa la imagen gloriosa de Nuestra Señora de La O, en una colorista versión de un antiguo grabado del siglo XVIII. Obra auspiciada por el que fuera hermano número 1 de la hermandad Rafael Díaz Díaz.