Retiro Virtual de Pascua

Retiro Virtual de Pascua

¿Cómo se hace un retiro por internet?

1-Programa el tiempo necesario para cada una de las jornadas, es aconsejable hacer una por día.

2-Dedica el momento oportuno dentro de tu jornada, cuando tengas un rato de paz y no estés demasiado cansado para poderte concentrar.

3-Elige un sitio tranquilo, donde puedas rezar tranquilamente, busca una vela para tener encendida, una Biblia pues habrá que ir buscando ciertos datos, y papel y bolígrafo para anotar.

Es aconsejable para que el Retiro Virtual tenga los mismos beneficios que un Retiro presencial, rezar en silencio, si no es posible confesarnos, asistir a Misa, visitar el Santísimo Sacramento y sobre todo revisar nuestra vida diaria  a raíz de las lecturas y oraciones que se realizarán.

Programa Diario

Cada día empezaremos con la Señal de la Cruz y  una oración, rezada muy despacio para comprender el sentido de la misma.

Leeremos el texto y al terminar reflexiona en silencio y saca tus propias conclusiones de lo aprendido, para poder llevarlo a cabo en nuestra vida diaria.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

Tema: Yo Soy...

1º Día: Yo soy I y II.

2º Día: Yo soy III y IV.

3º Día: Yo soy V y VI.

4º Día: Yo soy VII y VIII.

5º Día: Yo soy IX.

En el nombre del Padre, del Hijo……….

Mírame, oh bueno y dulcísimo Jesús:

en Tu presencia me postro de rodillas,

y con el mayor fervor de mi alma te pido

y suplico que imprimas en mi corazón

vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad,

verdadero dolor de mis pecados

y propósito firmísimo de enmendarme;

mientras con gran afecto y dolor considero

y contemplo en mi alma Tus cinco llagas,

teniendo ante mis ojos aquello

que ya el profeta David ponía en Tus labios acerca de Ti.

“me taladran las manos y los pies, puedo contar todos mis huesos” Sal 21,17-18

Oración piadosa que, rezada delante de la imagen de Jesucristo Crucificado, después de la comunión, concede indulgencia plenaria los Viernes de Cuaresma e indulgencia parcial el resto de Viernes del año.

Todas estas expresiones “yo soy “se encuentran en el evangelio de San Juan. Jesús combina el yo soy con tremendas metáforas en la cual expresa su relación salvadora hacia el mundo.  Vamos a estudiarlas con detalle.

Finalmente hay un último yo soy en el Apocalipsis que trataremos con especial atención.

 

I-Yo soy el Pan de Vida

 

“Yo soy el pan de vida, el que a mí viene, nunca tendrá hambre y el que en mí cree, no tendrá sed jamás”. Jn 6,35.

 

Este episodio ocurre unos días después de que Jesús había alimentado a cinco mil hombres y por este increíble milagro lo estaban buscando para hacerle rey, pero Jesús se apartó de ellos.

Tenemos que entender que en la época en la que Jesús hizo este milagro, no era de una gran prosperidad económica, la mayoría de la gente era pobre y el alimento era algo que no se daba por sentado. No tener para comer algún día, era una situación muy común en aquel tiempo y una mala cosecha y un mal clima podían significar la muerte de mucha gente.

Por eso, Jesús se apartó de ellos, porque sabía que sus verdaderas intenciones no era creer en Él, sino más bien querían que hiciera otro milagro, porque lo que buscaban eran razones materialistas, buscaban pan. Querían declararlo rey, ya que tenía el poder de solucionar problemas como el hambre y por eso Jesús les dice:

“Ciertamente les aseguro que ustedes me buscan, no porque han visto señales, sino porque comieron pan hasta llenarse.” Jn 6,26.

El pan nos habla del sustento necesario para la vida, aquello que es esencial e imprescindible para todo ser humano. Y, en segundo lugar, tener pan no aplaca nuestra hambre, es necesario comerlo para que realmente tenga efecto en nosotros, y cuando lo comemos, el pan llega a formar parte de nosotros mismos. De la misma manera, cuando Cristo se nos ofrece como “el pan de vida”, es necesario creer en Él para apropiarnos de esa vida, estableciendo así un grado de intimidad y de unión que es imposible romper.

Dios no quiere que lo busquemos por este tipo de cosas, los seres humanos siempre buscamos a Dios para que nos solucionen los problemas, pero en realidad no estamos buscando a Dios, estamos buscando una solución, cualquier solución que nos sirva. Por el contrario, Jesús quiere que lo busquemos a Él, por quien Él es no, por lo que Él puede hacer. Pero esto para el hombre es imposible.

Cuando nos encontramos con este tipo de declaraciones de Jesús, no podemos más que tomar una decisión. O le creemos o no le creemos.

¿Creemos que Jesús es el hijo de Dios?

¿Creemos que Cristo es la fuente de la vida, el único alimento que no puede sustentar por la eternidad?

¿Qué hay que hacer para creer en Jesús?

La Biblia nos enseña que como todos hemos rechazado a Dios tenemos que arrepentirnos de nuestra rebelión, nuestros pecados y reconocer a Cristo como nuestro Salvador y Señor. Su muerte en la Cruz, en la provisión definitiva de Dios para aquellos que creen en Jesús. Si creemos que Jesús tomó nuestros pecados y fue castigado por ello, nosotros ya estamos en paz con Dios y nos justifica, nos adopta y nos une a Cristo para siempre.

 

II-Yo soy la Luz del Mundo

 

“Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”. Jn 8, 12.

 La razón por la que en este momento hizo tal afirmación debemos buscarla en lo que en los días anteriores había ocurrido en el templo durante la fiesta de los tabernáculos. Allí se habían encendido unos enormes candeleros con los que intentaban recordar la columna de fuego que guio a los hijos de Israel durante las noches a través de su peregrinaje por el desierto Ex 13:21. La relación con esto no sería de extrañar, puesto que el Señor ya se había referido a otros hechos de esa etapa del pueblo de Dios, como el maná con que el pueblo había sido sustentado en el desierto Jn 6:31-35 o el agua de la roca herida que sirvió para satisfacer su sed Jn 7:37-39.

Este tipo de analogía entre Cristo y la luz no es ajeno al lenguaje usado por Juan, es más en todo el Nuevo Testamento podemos ver analogías basadas en la luz. Y esto es porque la luz siempre se asocia con el conocimiento y con lo bueno.

La luz suele asociarse en la Biblia con la Gloria de Dios, Jesús es la luz del mundo porque es la gloria de Dios, revelada cuando subió con Pedro, Jacobo y Juan al monte de la transfiguración y la naturaleza divina de Jesús se manifestó. Ellos vieron la Gloria de Cristo que brillaba como una luz resplandeciente, fue tan glorioso y majestuoso, que Pedro y Juan lo relatan en sus escritos, Jn 1, 14, 2 Pe 1,16-18. Esto es otra muestra de la divinidad de Jesús.

Por lo tanto, de nuevo debemos decidir si creemos en Cristo o no, si lo creemos, debemos reconocer que hemos andado en oscuridad a lo largo de nuestra vida y que, si no fuera por Él, porque Él nos ama y nos muestra su luz, nosotros seguiríamos en la oscuridad, por lo tanto, debemos abandonar las cosas que hacemos y creer en Cristo para ser iluminados y poder tener conocimiento de las cosas espirituales. Y un día veremos al Creador, la luz del mundo cara a cara. Ap 22, 4.

 

 

Padre Nuestro

Ave María

Gloria

En el nombre del Padre, del Hijo……….

 

Mírame, oh bueno y dulcísimo Jesús:

en Tu presencia me postro de rodillas,

y con el mayor fervor de mi alma te pido

y suplico que imprimas en mi corazón

vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad,

verdadero dolor de mis pecados

y propósito firmísimo de enmendarme;

mientras con gran afecto y dolor considero

y contemplo en mi alma Tus cinco llagas,

teniendo ante mis ojos aquello

que ya el profeta David ponía en Tus labios acerca de Ti.

“me taladran las manos y los pies, puedo contar todos mis huesos” Sal 21,17-18

Oración piadosa que, rezada delante de la imagen de Jesucristo Crucificado, después de la comunión, concede indulgencia plenaria los Viernes de Cuaresma e indulgencia parcial el resto de Viernes del año.

III- Antes de que Abraham fuera, Yo soy

 

“Ciertamente les aseguro que antes de que Abraham naciera, yo soy”. Jn 8,58.

 

Los judíos veneraban a Abraham como cabeza y principio de la nación de Israel, pero con la sublime declaración que Jesús acababa de hacer de sí mismo, no sólo manifestaba que era mayor que Abraham, sino que se aplicaba el título divino con el que Jehová se había manifestado a su pueblo en la antigüedad.

Los judíos ya habían llegado al punto máximo de su irritación, no iban a permitir que alguien blasfemara de esa manera, por lo tanto, estaban dispuestos a responder con piedras. Jesús podría haber dicho que lo entendieron mal, que no era lo que ellos pensaban lo que Él estaba afirmando, pero no lo hizo, porque justamente lo que Él afirmaba era lo que ellos entendieron, Él se reconocía a sí mismo como Dios.

Los judíos, en su afán por honrar a Abraham, pasaron por alto que estaban delante del Mesías de la promesa, Aquel que, a diferencia de los líderes religiosos, no se honraba a sí mismo, sino que recibía la honra de parte de Dios.

 

IV-Yo soy la Puerta

 

Yo soy la puerta, el que por mí entraré será salvado; y entrará, y saldrá, y hallará pastos”. Jn 10, 9.

La situación entre Jesús y los fariseos se estaba volviendo cada vez más tensa y complicada, cada vez que ellos se encontraban con el Señor, su muerte estaba más cerca.

En esta ocasión nos encontramos a Jesús discutiendo con los fariseos que se encontraban bastante alterados, porque Jesús le había devuelto la vista a un ciego y éste que tenía el defecto de nacimiento, se presentó en la sinagoga diciendo que Jesús lo había sanado. Jesús era la puerta para los que salían de Israel.

Acaban de expulsar de la sinagoga al ciego, había sido echado fuera del redil, inmediatamente, el Señor Jesús vino a este hombre y se reveló a él. Cuando el Señor Jesús se reveló a este hombre, se constituyó en la Puerta para él. Este hombre había sido traído fuera del redil, al Señor Jesucristo, para seguirle.

Los líderes judíos que tenían el corazón totalmente endurecido se negaban a aceptar lo obvio, se negaban a aceptar que todas las señales que Jesús hacía le daban las credenciales para demostrar que era el hijo de Dios.

La puerta sirve para dos finalidades: ser tanto una entrada como una salida de un lugar determinado. Veamos qué representa cada elemento en esta situación.

La puerta es el Señor Jesús,

El Pastor es también el Señor Jesús.

Las ovejas somos los creyentes.

Y los bandidos son los falsos maestros.

En conclusión, a partir de este pasaje reafirmamos que Jesús es el único medio, la única puerta mediante la cual podemos llegar a ser salvados y formar parte del rebaño Santo de Dios, que es la Iglesia.

¡Demos gracias al Señor, porque un día Jesús puede decir, yo soy la puerta y esa puerta está abierta para todo aquel que quiera recibirlo!

 

 

 

Padre Nuestro

Ave María

Gloria

En el nombre del Padre, del Hijo……….

 

Mírame, oh bueno y dulcísimo Jesús:

en Tu presencia me postro de rodillas,

y con el mayor fervor de mi alma te pido

y suplico que imprimas en mi corazón

vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad,

verdadero dolor de mis pecados

y propósito firmísimo de enmendarme;

mientras con gran afecto y dolor considero

y contemplo en mi alma Tus cinco llagas,

teniendo ante mis ojos aquello

que ya el profeta David ponía en Tus labios acerca de Ti.

“me taladran las manos y los pies, puedo contar todos mis huesos” Sal 21,17-18

Oración piadosa que, rezada delante de la imagen de Jesucristo Crucificado, después de la comunión, concede indulgencia plenaria los Viernes de Cuaresma e indulgencia parcial el resto de Viernes del año.

 

V- Yo soy el Buen Pastor

 

“Yo soy el Buen Pastor, el Buen Pastor da su vida por las ovejas.” Jn 10,11.

 

El Señor usó el caso del ciego para ilustrar lo que Él, como el buen pastor, iba a hacer también con todos los verdaderos creyentes que se encontraban dentro aquella religión muerta que era el judaísmo. Él mismo los iba a sacar de aquel redil para conducirlos a buenos pastos bajo su cuidado y dirección. De este modo iba a formar su rebaño, en el que serían incluidas también otras ovejas que vendrían del mundo gentil. Sin duda, lo que encontraremos aquí es un anuncio de la formación de su Iglesia, que sería integrada por judíos y gentiles sacados del mundo por medio del sacrificio del buen pastor.

 

Estábamos perdidos y teníamos la necesidad de un pastor que nos cuide, nos proteja y nos lleve por el buen camino. Al igual que sucede con la puerta, debemos poner énfasis en que Jesús es el Buen Pastor, el único, porque hay otros pastores, pero ninguno de ellos puede llevar el calificativo de bueno, sino que ellos son ladrones y engañadores.

Jesús muere por sus ovejas.

Jesús ama a sus ovejas, no importa todas las veces que les fallemos, Él es fiel y su amor para para con nosotros permanece inmutable.

Jesús une sus ovejas, es el Pastor que vino a unir los rebaños de dos rediles, los judíos y los gentiles.

Podemos confiar en este Buen Pastor que nos guía nuestros caminos, nos protege, se entrega por nosotros, cura nuestras dolencias y nos lleva directamente a la presencia del Padre. En Él tenemos salvación y en Él hallamos descanso.

¡Gracias a Dios por este Pastor qué se sacrificó en la Cruz por amor a sus ovejas!

 

VI-Yo soy la Resurrección y la Vida

 

“Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá, y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente”. Jn 11,25-26.

 

Jesús llegó a Betania, donde Lázaro y sus hermanas vivían y es recibido por Marta llorando, qué le dice que si Él hubiera estado presente su hermano no hubiera muerto, no lo dice con tono de enojo, sino como prueba de su fe en el poder sanador de Cristo. Así todo estaba seguro de que Dios estaba con Él y que cualquier cosa que pidiera se le concedería.

Cuando llevaron a Jesús donde habían sepultado a Lázaro, lloró, es uno de los versículos más cortos de toda la Biblia, y es raro que Jesús llore por extrañar a su amigo que murió, después de todo, Él sabía que iba a resucitar.  Jesús lloró porque se encontraba frente a la consecuencia del pecado.

La resurrección de Lázaro tenía la intención de proporcionar a los judíos una prueba definitiva de que Jesús era el Cristo de Dios, el Mesías prometido.

En el capítulo anterior los judíos le habían dicho: “Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente”, a lo que Jesús contestó apelando a sus obras: “las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí” Jn 10:24-25.

Y en este pasaje vamos a ver que, a tan solo tres kilómetros de Jerusalén, y en presencia de numerosos testigos, Jesús resucitó a Lázaro, un hombre que llevaba cuatro días muertos. A partir de ahí, los judíos no podían decir que carecieran de pruebas de que Jesús era el Cristo.

Pero, además, la resurrección de Lázaro serviría también para preparar las mentes de los judíos y de los discípulos para la propia resurrección de Jesús. Nadie podría decir después que era un acontecimiento imposible.

Sólo con el poder de su palabra le ordena a Lázaro salir fuera de la tumba. Los hombres muertos no escuchan, pero este hombre resucitó y contra todas las probabilidades salió caminando de la tumba, los hombres muertos no responden a las órdenes.

Esto nos da una figura propia de nuestra resurrección espiritual, así como Lázaro resucitó por la palabra de Cristo, cuando nosotros oímos la Palabra de Dios, resucitamos y respondemos a sus órdenes.

¡Confiemos en Cristo, nuestra resurrección y esperanza!

 

Padre Nuestro

Ave María

Gloria

En el nombre del Padre, del Hijo……….

Mírame, oh bueno y dulcísimo Jesús:

en Tu presencia me postro de rodillas,

y con el mayor fervor de mi alma te pido

y suplico que imprimas en mi corazón

vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad,

verdadero dolor de mis pecados

y propósito firmísimo de enmendarme;

mientras con gran afecto y dolor considero

y contemplo en mi alma Tus cinco llagas,

teniendo ante mis ojos aquello

que ya el profeta David ponía en Tus labios acerca de Ti.

“me taladran las manos y los pies, puedo contar todos mis huesos” Sal 21,17-18

Oración piadosa que, rezada delante de la imagen de Jesucristo Crucificado, después de la comunión, concede indulgencia plenaria los Viernes de Cuaresma e indulgencia parcial el resto de Viernes del año.

 

VII- Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida

 

“Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.”Jn 14,6.

 

Cuando el hombre pecó en el huerto del Edén le sucedieron tres cosas: primera, quedó muerto espiritualmente ante Dios; segunda, perdió su comunión con Dios; y tercera, perdió su conocimiento de Dios. Ahora Cristo dice que Él es el camino. Necesitamos la reconciliación, y eso es lo que Cristo ha hecho. Muchas personas creen que tienen que hacer algo, realizar algún esfuerzo, para poder ser reconciliados con Dios. Jesucristo ya lo ha hecho todo. Él es el camino, y Él es la verdad. Necesitamos el conocimiento y la iluminación; y el Espíritu Santo es el único que puede hacer eso, lo hace tomando las cosas de Cristo y revelándonoslas.

Esto es lo que Jesús afirmó, no hay otra forma de llegar al Padre sino por Él, sí lo conocemos a Él, conocemos la verdad que nos delimita el camino, por lo tanto, podremos ir seguros por el camino que conduce a la vida. Él es el camino que lleva a la vida, sólo en Él encontramos la vida eterna, porque Él dio su vida a fin de que nosotros podamos tener vida eterna junto al Padre por siempre.

El camino que estableció Jesús es el camino de negarnos a nosotros mismos, tomar nuestra Cruz y seguirle, pero no todo es negro en la vida del cristiano, la bendición de Dios y la autoridad de Cristo está con nosotros, la felicidad de haber encontrado el mayor de los tesoros y de disfrutar el amor eterno y el cuidado de nuestro Dios, el gozo de saber que Dios nos ha escogido para caminar, este camino que lleva a la vida. Saber que nuestra vida tiene un propósito, glorificar a Dios y disfrutar de Él eternamente.

¡Anunciamos el Evangelio, Cristo es el camino!

 

VIII- Yo soy la Vid

 

“Yo soy la vid y vosotros los pámpanos, el que permanece en mí y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer”. Jn 15,5.

 

Un creyente es renacido por el Espíritu de Dios, luego el Espíritu mora en el creyente, y el Espíritu Santo hace otra cosa: también bautiza o une a cada creyente en el cuerpo de Cristo, que es la iglesia. Todo pámpano en Mí, dijo el Señor. Ahora, señalamos que este pasaje fue dirigido a creyentes. Jesús no estaba hablando en cuanto a cómo una persona se salva. La verdad es que, en este pasaje, no hablaba de la salvación. Estaba hablando sobre llevar fruto.

La vid verdadera es Jesús, a quien todos los creyentes deben estar aferrados si quieren dar frutos, si Jesús se describe a sí mismo como la vid verdadera, inmediatamente entendemos que existe algunas vides que son falsas. Estas son representadas por los falsos maestros, aquellos que pretenden tomar el lugar de Jesús en la vida de otras personas, haciéndolas depender por completo de ellos en todos los aspectos de su vida, de la misma manera que nosotros dependemos del Señor.

El Labrador es el Padre, quien poda las ramas con la finalidad de que lleven todavía más fruto. El Padre con amor, nos poda, de manera que podamos enderezar nuestros caminos y volvernos a Él; que podamos sacar aquellas cosas malas que tenemos para que así podamos dar cada vez mucho más fruto. La poda duele, pero es necesario en nuestro camino como hijos de Dios.

Las ramas que dan frutos son los discípulos verdaderos, solo son verdaderos discípulos de Jesús, aquellos que dan frutos, que demuestran que han sido salvados, es decir, aquellos que manifiestan en su vida el fruto del Espíritu.

Las ramas desechadas son los discípulos falsos.

El fruto son los resultados de haber creído en Jesús para la salvación.

 

Padre Nuestro

Ave María

Gloria

En el nombre del Padre, del Hijo……….

 

Mírame, oh bueno y dulcísimo Jesús:

en Tu presencia me postro de rodillas,

y con el mayor fervor de mi alma te pido

y suplico que imprimas en mi corazón

vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad,

verdadero dolor de mis pecados

y propósito firmísimo de enmendarme;

mientras con gran afecto y dolor considero

y contemplo en mi alma Tus cinco llagas,

teniendo ante mis ojos aquello

que ya el profeta David ponía en Tus labios acerca de Ti.

“me taladran las manos y los pies, puedo contar todos mis huesos” Sal 21,17-18

Oración piadosa que, rezada delante de la imagen de Jesucristo Crucificado, después de la comunión, concede indulgencia plenaria los Viernes de Cuaresma e indulgencia parcial el resto de Viernes del año.

 

IX- Yo soy el Alfa y el Omega

 

“Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último”. Ap 22,13.

La palabra Alfa y Omega usada por el Señor, es una palabra llena de poder, con un significado inmenso e inigualable. En cierra mucho sobre lo que fue y lo que ha de ser. Es una palabra profética llena del poder de Dios, donde se describe como el inicio y el fin, el comienzo y el final de todas las cosas. Es una palabra dimensional que nos abre una puerta al corazón y propósito de Dios como su creación.

“Usamos Alfa hasta Omega, es decir, todo.” “Así también se vistió el Señor de dos letras griegas, la primera y la última, símbolos del encuentro del principio y el fin en Él, para que, así como el alfa rueda hacia la omega y la omega regresa de nuevo a la alfa, así pueda mostrar que tanto la evolución del principio hasta el fin está en Él y de nuevo el regreso del fin hacia el principio”.

Entre los rabinos judíos, era común usar la primera y la última letra del alfabeto hebreo para denotar la totalidad de cualquier cosa, de principio a fin. Jesús como principio y fin de todas las cosas es una referencia a nadie más que al verdadero Dios. Esta declaración de eternidad podría aplicarse sólo a Dios. Lo podemos leer fundamentalmente en Ap 22:13.

  • Uno de los significados de Jesús siendo el “Alfa y Omega” es que Él estaba al principio de todas las cosas y estará al final. Es equivalente a decir que Él siempre existió y siempre existirá. Fue Cristo, como segunda Persona de la Trinidad, quien llevó a cabo la creación: “Por medio de él todas las cosas fueron hechas; sin él nada de lo que ha sido hecho fue hecho” (Jn 1:3), y su segunda venida será el principio del fin de la creación tal como la conocemos (2 Pe 3:10). Como Dios encarnado, Él no tiene principio, ni tendrá fin con respecto al tiempo, siendo desde la eternidad hasta la eternidad.
  • Un segundo significado de Jesús como el “Alfa y Omega” es que la frase lo identifica como el Dios del Antiguo Testamento. Isaías atribuye este aspecto de la naturaleza de Jesús como parte del Dios trino en varios lugares.

 

Cristo, como el Alfa y la Omega, es el primero y el último en muchos sentidos. Él es el “autor y consumador” de nuestra fe (Hb 12:2), lo que significa que Él la inicia y la lleva a cabo. Él es la totalidad, la suma y la sustancia de las Escrituras, tanto de la Ley como del Evangelio (Jn 1:1, 14). Él es el cumplimiento del fin de la Ley (Mt 5:17), y es el tema principal del evangelio de la gracia a través de la fe, no de las obras (Ef 2:8-9). Se encuentra en el primer versículo del Génesis y en el último versículo del Apocalipsis. Él es el primero y el último, el todo en toda la salvación, desde la justificación ante Dios hasta la santificación final de su pueblo.

En tu vida cristiana el Señor debe ser tu alfa y omega,  Él que hace en ti y sigue haciendo. ÉL nos muestra que pese a todo lo que vivimos, su obra en nosotros no termina, día, a día, Él está transformando nuestro corazón. Él no dejara de ser Dios, Él fue el primero y será el último. Fuera de Él no existe uno como Él. Así de grande es nuestro Padre, Nuestro Señor, nuestro Dios Encarnado, que vino hecho Hombre para recuperar lo perdido y comenzar un pacto nuevo con Él.

 

 

 

Padre Nuestro

Ave María

Gloria

Conclusión: Danos tu opinión sobre este retiro e indica en que temas te gustaría profundizar en este tiempo de Pentecostés a través del correo formación@hermandaddelao.es