Aunque en un sentido estricto los objetos que corresponden a los cortejos litúrgicos no son propiamente insignias, muchas veces han adquirido un sentido identitario. Estos cortejos litúrgicos formados por los acólitos anteceden a los pasos procesionales, así como al palio bajo el que se cobija Su Divina Majestad en las procesiones eucarísticas. También forman parte estos acólitos del servicio del altar en los cultos solemnes.
Ciriales
Los ciriales son elementos procesionales de la liturgia que cumplen la función de acompañamiento e iluminación de la cruz alzada, el evangeliario y en su caso las andas procesionales. En cierto modo son una evolución de los candeleros de altar, especialmente diseñados para figurar en las procesiones y que tuvieron un amplio desarrollo en el ámbito hispano, adquiriendo un espectacular predicamento en este ámbito de influencia. Consisten usualmente en una asta metálica formada por cañones separados por nudetes que rematan en una cabeza moldurada y ornamentada que da paso al cubillo donde se inserta el cirio o codal de cera. En la Archicofradía Sacramental de La O se conservan en uso un juego de doce ciriales datados a comienzos del siglo XX y realizados en serie a partir de un modelo del que se encuentran ejemplares en la catedral de Sevilla, la parroquia de San Lorenzo y la Hermandad del Gran Poder. Se trata de piezas de una notable robustez, con asta de cañones labrados con sencillos motivos y cuya cabeza en forma de capitel, presenta decoración vegetal y mascarones en las aristas.
Incensarios y navetas.

Los turíbulos o incensarios son elementos esenciales de la liturgia cristiana que hunden su origen en la tradición hebrea de quemar resinas vegetales en señar de culto, honor y purificación. En el caso de La O existe un juego de 8 ejemplares ejecutados en metal plateado y repujado en los talleres de Manuel Soriano entre 2004 y 2006, a partir de un modelo seriado al que se le ha incorporado la heráldica de la Archicofradía. Más antigua es la pareja de navetas que actualmente está en uso, siendo realizada por el taller de Juan Borrero en la década de los años ochenta del siglo XX.
Medallones y pértigas

Los pertigueros son los celadores de los cortejos litúrgicos, sobre el ropón llevan medallones pectorales realizados en orfebrería. El que corresponde al cortejo litúrgico de Nuestro Padre Jesus Nazareno fue ejecutado en metal plateado y repujado por Emilio García Armenta en 1940 y representa una cartela en la que figura una O mayúscula en la que se inscribe un ostensorio eucarístico. El que corresponde al cortejo de María Santísima de La O representa nuevamente el mismo modelo de O mayúscula en el que se inscribe la imagen simbólica de un niño Jesús Nazareno con la Cruz a cuestas, siendo caracterizada ésta como la Cruz de Carey que porta Nuestro Padre Jesús Nazareno. La pieza fue diseñada por Carmelo Martín Cartaya y llevada a cabo por el orfebre Fernando Marmolejo Camargo en metal plateado y repujado en 1995.

Las pértigas, con las que se ordenan los movimientos a los acólitos, derivan de las que antaño usaban los chambelanes y maestros de ceremonias. La que figura en el paso de Nuestro Padre Jesús Nazareno está confeccionada a partir del asta de metal plateado y repujado de una insignia en desuso: el guion de la Virgen del Carmen, diseñado en 1984 por Vicente Martín Cartaya y de autor desconocido. La que figura en el cortejo litúrgico de María Santísima de La O data de los años cincuenta del siglo XX y tampoco se ha podido certificar documentalmente su autoría.