Aunque propiamente no es una insignia, se trata de la cruz que abre el cortejo penitencial que precede al paso de María Santísima de La O. Se trata de un elemento común en todo tipo de procesiones y es lo que hoy queda de las antiguas cruces parroquiales vestidas con manguillas. En las procesiones figuraban las cruces de la parroquia bajo cuya jurisdicción se encontraba la hermandad en cuestión. En el caso de la Hermandad de La O, figura en la procesión la cruz que durante todo el año preside el presbiterio del templo parroquial. Se trata de un crucifijo realizado en serie a comienzos del siglo XX en metal fundido y plateado que originalmente corresponde a un juego de candeleros y crucifijo procedente de un conjunto destinado a servir en los ritos fúnebres. A comienzos del siglo XXI se adaptó este crucifijo primero sobre un asta de madera lisa y en 2005 se confeccionó el actual asta a partir de cañones de metal repujado y plateado realizada en el taller de Manuel Soriano.
Esta cruz posee un juego completo de enagüillas con todos los colores litúrgicos, siendo el de brocado en oro sobre seda roja el correspondiente al Viernes Santo. La cruz abre los cortejos litúrgicos en todos los cultos solemnes y figura entre la primera pareja de ciriales en las procesiones eucarísticas que la Archicofradía celebra.