
Las bocinas, si bien hoy son elementos meramente simbólicos y representativos, tienen su origen en trompetas roncas que eran tocadas durante la Estación de Penitencia en señal de luto, avisando de la proximidad del cortejo procesional. Son elementos comunes a todas las hermandades de penitencia, si bien varían en su ubicación en el cortejo. Tradicionalmente, en la mayoría de los casos y éste es el de La O, las bocinas figuraban en las inmediaciones de los pasos. También es usual que las bocinas se adornen con un paño que puede recibir decoración bordada o permanecer lisos, según los casos y las circunstancias.
En la actualidad, participan en el cortejo procesional un total de ocho bocinas correspondientes a dos juegos, figurando dos delante de cada paso, que corresponden al juego más rico y antiguo, y otras cuatro que abren el cortejo que acompaña el paso de María Santísima de La O.
El juego más antiguo se compone de cuatro tubos de metal plateado y cincelado, diseño documentado de Antonio Romero en 1901, permaneciendo anónima la autoría por el momento. La decoración es a base de roleos vegetales ejecutados a partir de líneas muy sencillas. Este juego, que figura en dos parejas delante de los pasos, se enriquece con cuatro paños de terciopelo morado bordados igualmente entre 1901y 1907, ejecutados por Juan Manuel Rodríguez Ojeda en hilo de oro a realce sobre diseño de Manuel Beltrán. El formato es semicircular y la decoración se centra en una cartela de empedrado sobre la que campea en relieve una O mayúscula entre palmas y timbrada por la corona real. El resto de la superficie textil está poblada por motivos vegetales y florales.
El otro juego de bocinas es mucho más reciente. Ejecutadas por el taller de orfebrería de Manuel de los Ríos en la década de los ochenta y donadas por un grupo de hermanos. Fueron estrenadas el Viernes Santo de 1992, habiéndose confeccionado paños de terciopelo morado liso y ubicándose tras el tramo de hermanos penitentes. Los tubos, de diseño neobarroco, presentan como elemento característico unos ángeles tenantes de bulto.