Desde esta sección de Morado de Raso queremos dar a conocer a nuestros hermanos que han trabajado por nuestra Archicofradía, y, sobre todo, que ellos nos enseñen como viven su amor por nuestra Hermandad y sus vivencias personales y espirituales entorno a nuestros titulares.
Guillermo Martinez Japón, nace el 30 de abril de 1955, año en el que nuestra hermandad concede la Medalla de Oro de nuestra corporación a Maruja Campos de Ávila, camarera de la Santísima Virgen. Y sabemos por fotografías recientes publicadas en estos días, en los paneles expositivos que el Ayuntamiento ha colocado en el Altozano, que, en nuestra cofradía, la pareja de manigueteros de nuestra cofradía vestía de túnica de raso negro, peculiaridad en el cortejo de nuestra estación de penitencia a lo largo de los siglos.
En el mundo cofrade de Sevilla, en 1955 se constituye el Consejo Gral. de Hermandades y Cofradías. Y el “Saeta” primer avión a reacción, se construye en la Hispano Aviación. Además, es el año de apertura de la residencia sanitaria Garcia Morato (muchos aún llaman así al actual Hospital Virgen del Rocio).
En este contexto, y con la edad de 6 años, Guillermo en marzo de 1961, ingresa en la hermandad de mano de sus vecinos Vicente y Joaquín Salas, siendo hermano mayor, Rafael Barragán Quintanilla. Ese año fue su primera salida procesional, por cierto, llovió y la Cofradía volvió a nuestro templo el Domingo de Resurrección por la mañana. Duro año para nuestra ciudad por el desbordamiento del Tamarguillo que causó 24 muertos y que muchos recuerdan por la “Operación Clavel”.
Recuerda que, en sus primeros años, las personas que más le enseñaron en las labores de priostía fueron, en aquello duros años, Pablo Jiménez Barrera y Joaquín Salas, junto a las aportaciones de Luciano Pozuelo.
Las personas que más le influyeron en su vida de Hermandad fueron Ramón Martin Cartaya,
y Ricardo Jiménez. Nos confiesa que a medio a escondidas veía como vestía al Señor, José Julián Martin Sivianes. Y no puede olvidar todas las enseñanzas de su padre, Rafael Martinez Cuesta.
En sus primeros años de hermano, Guillermo vivió una hermandad inmersa en una renovación de la Iglesia iniciada por el Concilio Vaticano II. En el periodo entre los años 1958 y 1970, según José Sanchez Romero, la historia de las hermandes hispalenses viven “una pausa en el auge y renovación”. Unos años en los que la práctica religiosa de las cofradías de Sevilla era severamente criticada tanto por el resto de la sociedad como por la propia jerarquía eclesiástica.
Le hemos preguntado qué diferencia ve entre la hermandad de sus comienzos y la de ahora, y nos dice: “La juventud en mi primera época fue muy distinta a como la conocemos ahora, se limitaba a colaborar en las labores de limpieza de los enseres para la salida procesional y ayudar a los priostes en el montaje de los Pasos. Pasados algunos años y con el movimiento de la Juventud Cofrade de Sevilla impulsada por D. Rafael Bellido Caro, ya nos involucramos mucho más en la vida de la Hermandad, participábamos en los Cultos, asistíamos a retiros, y nos relacionábamos con el resto de grupos jóvenes de otras hermandades, organizamos algunos años Semanas de la Juventud Cofrade, y con las necesidades de aquella época se empezó a fraguar la cuadrilla de hermanos costaleros”.
En 1970, se celebró en Sevilla, la I Asamblea Diocesana de Hermandades, en las que participaron entre otros, el Obispo de Jerez D. Rafael Bellido y nuestro querido Ramón Martín Cartaya. Y e el 73, tuvo lugar el Sínodo Diocesano Hispalense; que tuvieron como consecuencia una renovación de las Reglas de las hermandades y nuevas normas para la elección de las juntas de gobierno, pero la dificultad de esos entonces era visible y se reflejaron en una precariedad económica derivada entre otros motivos, por la reducción de las nóminas de hermanos. Todo ello unido a un tiempo de inestabilidad socio-política por el incierto futuro de la Nación.
Así nos cuenta las dificultades de los años 70-80, “los primeros años de priostía fueron difíciles, había pocos recursos en la Hermandad, pero había más ganas aun de trabajar, un gran grupo de jóvenes dispuestos a ayudar, y una Junta de Gobierno que nos alentaba y nos dejaba hacer. Tuvimos la suerte de tener un gran Hermano Mayor que nos enseñó que lo importante no era apretar un tornillo, si no saber para que se apretaba.” Esto, Guillermo siempre ha intentado transmitírnoslo a todos los que hemos convivido estos años con él. Porque Guillermo, era aquel que te recibía y mantenía liada con sus miles de preguntas, que te hacían cuestionarlo todo; hay que decir que aún incomprensibles la mayor parte de ellas, pero que en muchos de nosotros ha hecho que no nos quedáramos en la superficie de lo que celebrábamos, montábamos o vivíamos.
Durante sus años de prioste, tenía fama nuestro hermano de favorecer un ambiente distendido, en el que encaja esta anécdota que nos cuenta Guillermo: “una mañana de sábado, de limpieza y montaje, aparece un chaval por la iglesia, comiéndose un cartucho de calentitos, y me dice: ¿qué puedo hacer? Tenía las manos llenas de aceite, ̶ imaginaros ̶ . Y pensé: ¿qué faena le doy? Y se me ocurrió lo siguiente: teníamos una lata llena de tornillos, tuercas, puntillas, tachuelas, con bastante óxido, ¡un auténtico cajón de sastre! Así que le dije: “mira ordena todo esto, haz coincidir cada tornillo con su tuerca, los de rosca madera por su lado y los clavos por otra”. He de decir que lo dejo perfecto todo muy bien ordenado, y por supuesto muy bien engrasado y casi quitó todo el óxido. Pero claro todo tiene su pequeña factura, creo que los tornillos aun huelen a calentitos.”
En sus recuerdos no puede faltar el patio que en los años 80-90 había en la casa de hermandad, con el limonero, “ese árbol que agrupaba a su alrededor un grupo humano que sabía compartir trabajo, comida y oración; si, esos sábados en el Sagrario hablando con el Señor, contándole nuestros problemas, nuestras inquietudes…Y a continuación todos, convivíamos en una agradable comida para después seguir trabajando. Sábados de cajones con serrín y liquido de platear.”
En estos años, junto con nuestro hermano recordado número 1, Rafael Díaz, fueron los que trasmitieron a esa juventud, que hoy día gobierna nuestra hermandad, los valores del hermano de la O; y como eje fundamental, lo que nuestros antecesores en la fe dejaron por escrito en las Constituciones de las Reglas de 1566, “ser luz y camino para los que adelante vendrán”.
Para un hermano de La O, el Viernes Santo, es el día uno de los días más importante y queremos saber cómo Guillermo lo ha vivido a lo largo de los años y así nos dice: “que la amanecía ya era un disfrute, los pasos esplendorosos en espera de sus paseos, las colas en la puerta, los oficios y por fin, ir a la igualada y a seguir disfrutando.” Pasados algunos años, vistió la túnica y su camino con el Señor lo vive haciendo revisión de todo el año y configurando propósitos de cambio para el siguiente; y al final, una vez recogida la hermandad, resalta el rato de convivencia, y charla animada con las vivencias de la Estación de Penitencia, para finalizar la jornada, depositando flores para aquellos hermanos que ya disfrutan con la presencia del Señor.
Nuestro hermano, ha realizado labores propias del Diputado de Caridad, entre los años 2011-2015 y su experiencia en esta parcela de la hermandad le ha traído buenos y malos momentos, siempre con la satisfacción de haber acogido y escuchado los problemas de los demás y paliarlos de alguna manera, trabajo con un buen equipo, las recogidas en el Banco de Alimento, la ayuda inestimable y desinteresada de Miguel, buen hombre, los bares de los viernes , en fin una tarea , marcada siempre por nuestras constituciones , “para los que adelante fueren y sean luz y camino y hagan las obras de misericordia con los pobres”.
Por último, queremos saber cómo ve Guillermo el futuro de nuestra hermandad, y cree que será “bueno, viendo el desarrollo actual de la Hermandad le auguro un buen futuro, esto que tenemos encima será pasajero, pero el material humano con que el que contamos sabrá vencer dificultades, y trabajará para seguir siendo una hermandad con ansias de Parroquia y no tener más horizonte que el Culto, la Formación y la Caridad.”
Su experiencia como vestidor del Señor lo mantiene en su intimidad, siendo para él un tiempo de gracia por haber podido disfrutar dela presencia cercana del nuestro titular, que lo ha llevado al encuentro verdadero con Dios nuestro salvador, y del que da fiel testimonio diario, siendo fiel devoto de Jesús Nazareno presente realmente en la Eucaristía.
Guillermo es uno de los hermanos que en estos últimos 40 años ha permanecido fiel a todas las juntas de gobierno que han pasado, aún con su carácter reivindicativo y de lucha interior permanente. Hemos aprendido muchas cosas, y con el que nos hemos reído, “huido” (por sus bromas y trastadas jajaja), y compartido su vida con todos los que asiduamente vamos por la hermandad. Sus continuas preguntas, nos han hecho crecer en nuestras ganas de saber más y más del Evangelio y de la historia de nuestra hermandad.
Le agradecemos enormemente a Guillermo su vida entregada a la Hermandad y pedimos a Nuestro Padre Jesús Nazareno y su bendita Madre María Stma. de la O les concedan salud para que podamos compartir muchos años más de vivencias de fe y hermandad.