
Dentro del vasto patrimonio, tanto material como inmaterial, que atesora nuestra Archicofradía está el tocante a la dimensión devocional y cultual, materializada en los textos de los piadosos ejercicios de culto dedicados a nuestros amantísimos titulares, así como toda una serie de oraciones, poemas, coplas… con los que los fieles, devotos y hermanos han invocado la intercesión divina, ante la Real Presencia de Jesús Sacramentado, o bien a través de las benditas imágenes de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de La O. En ocasiones, el desuso y el tiempo han venido propiciando que alguno de estos textos haya quedado total o parcialmente en la penumbra del olvido.
Hace unos meses, pudo localizarse en el Fondo Antiguo de la Biblioteca de la Universidad de Sevilla un curioso y por ahora único ejemplar impreso del ejercicio de Quinario a Nuestro Padre Jesús Nazareno, compuesto en 1902 por José Alonso Morgado para nuestra Archicofradía Sacramental.
Concretamente, la obra se titula Reseña histórica de la hermandad y devoto quinario a Nuestro Padre Jesús Nazareno, cuya imagen se venera en su iglesia propia de Nuestra Señora de La O sita en el arrabal de Triana.
Se trata de un hallazgo de notable importancia, puesto que no sólo nos permite confirmar la antigüedad del ejercicio de Quinario que aún hoy la hermandad sigue rezando desde el martes de carnaval hasta el sábado víspera del primer domingo de Cuaresma de cada año, sino que también nos ha permitido recuperar partes del mismo que, con las reformas en la doctrina litúrgica de la Iglesia, modificaron la forma en la que se celebraban los cultos de nuestras hermandades y cofradías, algo que también se experimentó en nuestra Archicofradía a mediados del siglo pasado.
Originalmente, y debido a la obligación del ayuno eucarístico estricto, que impedía ingerir ningún alimento o bebida de forma previa a recibir la sagrada comunión, y la consecuente imposibilidad de celebrar la Santa Misa de forma vespertina, los cultos de nuestras hermandades y cofradías que se celebraban como ahora, al caer la tarde, no podían incluir la eucaristía. Sólo la funciones solemnes, que se celebraban por la mañana, incluían la misa, que además era de comunión general. Hay que tener presente que en aquellos momentos, la comunión era mucho más esporádica y excepcional que en la actualidad. Por eso, la estructura de los cultos era muy diferente a la que hoy desarrollamos y que tienen la celebración de la Santa Misa como elemento central, quedando los piadosos ejercicios de quinario reducidos de su forma original y desplazados al momento previo de la celebración eucarística.
La forma en que fue concebido el ejercicio del piadoso Quinario a Nuestro Padre Jesús Nazareno comenzaba con la Exposición Mayor de su Divina Majestad, en un manifestador que se incluía en los altares de culto, y que puede verse en todas las imágenes antiguas de los quinarios históricos. Seguidamente se realizaba la estación al Santísimo Sacramento, el rezo del Santo Rosario y el Credo, Salve y Letanías. A continuación se leía la consideración del día correspondiente del Quinario, tras lo cual el sacerdote subía al púlpito para pronunciar un sermón acorde a lo que se acababa de considerar, seguido de la oración particular de cada día, rezándose después cinco padrenuestros, otros cinco avemarías, con una jaculatoria. Tras esto, se rezaba la oración para concluir todos los días. Para finalizar se daba la bendición con el Santísimo Sacramento y se procedía a la reserva eucarística.
Fue Su Santidad, el papa Pio XII, quien por medio de la constitución apostólica Christus Dominus, publicada el 6 de enero de 1953, decretó la reducción del ayuno eucarístico a tres horas para los alimentos sólidos y una hora para las bebidas no alcohólicas. Esta medida abrió la posibilidad a celebrar la Santa Misa durante el día, dado que hasta ese momento, los sacerdotes celebrantes estaban también sujetos a la primitiva norma de ayuno. Cuatro años después, el 19 de marzo de 1957, Pio XII publicaba el motu proprio Sacram Comunionem, que permitía explícitamente la celebración de Eucaristía por la tarde. Algo que, con la reforma litúrgica de la Santa Misa, derivada del Concilio Vaticano II, fueron los motores del cambio a la forma actual de celebrar los cultos en las hermandades y cofradías en general, y en la nuestra en particular.
El impreso que se ha localizado en la Biblioteca de la US incluye una oración en verso llamada “Gozos a Jesús Nazareno” que se compone de estribillo y cinco estrofas, seguidas de una antífona y oración final.
Con ocasión de la recuperación de esta pieza histórica, os invitamos a seguir, cada día del Quinario en honor de Nuestro Padre Jesús Nazareno, los textos de su piadoso Quinario, que junto con el original digitalizado por gentileza del Fondo Antiguo de la Universidad de Sevilla, ofrecemos en versión virtual en nuestra página web.
Puedes acceder a la versión virtual pulsando en el siguiente enlace: