Palabras para Pepe Pérez Amaya

Palabras para Pepe Pérez Amaya

“He vivido cuatro días
tres no fueron sevillanos.
Llevadme a la tierra mía”
(Rafael Montesinos, De la niebla y sus nombres)

D. José Pérez Amaya (1938-2023) nació en la trianera calle Castilla muy cerquita de la iglesia donde reciben culto las imágenes titulares de su Hermandad, Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de La O.

Pepe recordaba con emoción sus tiempos de monaguillo (monaguillo “de bolsillo”, decía él) con el que fuera el segundo párroco de ese templo, el sacerdote e insigne teólogo D. José María González Ruiz.

Hace unos días, en Madrid, nuestro amigo y hermano Pepe ha sido llamado a la Casa del Padre y ya disfruta de la presencia divina y del amparo de su amadísima Virgen de La O. Y como no podía ser de otra forma, por su expreso deseo, sus restos mortales ya descansan para siempre en ese lugar sagrado en el que pasó buena parte de su infancia y juventud.

Y es que, en 1969, por razones laborales, Pepe tuvo que trasladar su residencia, que ya sería definitiva, a la capital de España, volviendo puntualmente, cuando podía, a su “paraíso perdido” de la calle Castilla. Porque se había convertido, por circunstancia de la vida, en una especie de “cofrade exiliado” como él mismo reconocería años más tarde cuando escribió el primer pregón cofrade (Foro “El Nazareno”, marzo de 2004) publicado en la red de redes, internet:
“Al vivir en la distancia, todo cambia: la rutina se torna en añoranza y en lágrimas amargas de tristeza; el antiguo desdén por lo cercano desemboca en inconsolable desesperación por lo perdido, en parte, para siempre”.

En efecto, una vez jubilado, alrededor del año 2000, Pepe se adentró, sin conocimientos previos, en el entonces novedoso universo informático por una única razón: rendir culto en la distancia al Nazareno de La O y a su Madre, creando una página web personal dedicada a Ellos, antes incluso de que la mayoría de las hermandades sevillanas hubieran pensado en esa posibilidad de imagen pública y de trasmisión de la fe.

Ante las muchas dudas que le surgían para gestionar esa aventura cibernética para un novato en la materia, siempre decía que la Virgen de la O era la que le ayudaba y le iluminaba para resolver los problemas técnicos.

En el año 2002, la Hermandad decide poner en marcha una web oficial y un miembro de la Junta de Gobierno de aquel momento, le pide a Pepe que se encargue él de la gestión del nuevo medio y, si era posible, que cerrara su página personal. No lo dudó. Cerró su web y se puso al servicio desinteresado de su hermandad a pesar de vivir a más de 500 kilómetros de distancia. Desde entonces, el amigo Pepe se convertiría en una especie de prioste electrónico de La O, nuestro querido webmaster, también conocido como Jopamaya, por su usuario de correo electrónico.

Desde aquellos tiempos, por la O han pasado varios hermanos mayores con sus respectivas juntas de gobierno, pero Pepe nunca dejó de ser un pilar fundamental en la información que la hermandad transmitía a través de las redes, demostrando así su compromiso y fidelidad a la corporación y su amor al Señor y a la Virgen.

Pepe fue un hermano “de diario” pese a la distancia. Tenía un contacto y presencia constante en la vida cotidiana de la hermandad. Siempre al tanto de todo y presto a servir a sus hermanos en la medida de sus posibilidades.

Cuando el inexorable paso del tiempo y la merma en la salud imposibilitaron sus anuales peregrinaciones a Sevilla, en diciembre con motivo de los días de su Virgen de La O y en Semana Santa para la Estación de Penitencia, la semilla que Pepe había plantado con aquella primera web no oficial y más tarde la oficial de nuestra Archicofradía, cobró aún más sentido pues además del contacto directo con sus hermanos y amigos de La O, fue la red de redes la que siempre le mantuvo unido y apegado a sus devociones y la fe de toda su vida.

La hoy renovada web de la Archicofradía, en cuyo nuevo diseño y organización Pepe tuvo un papel fundamental, así como la presencia de nuestra corporación en las redes sociales, han demostrado su importante papel de nexo de unión especialmente clave en el caso de hermanos que como Pepe viven su vida de cofrades en la distancia. Las especiales circunstancias que hemos vivido todos durante la pandemia lo han demostrado.

Es mucho por tanto el agradecimiento que la Hermandad de La O le debe a este hermano ejemplar. Por ello, lo recibe con los brazos abiertos en esta vuelta a “su casa” al amparo del Santísimo Sacramento, Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de La O.