La O en el Congreso Internacional de Hermandades

La O en el Congreso Internacional de Hermandades

Siguiendo la invitación de nuestro pastor, Monseñor Saiz Meneses, a que toda la archidiócesis viviera estos días de la celebración del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular con intensidad y autenticidad cristiana, nuestra Archicofradía se ha hecho presente a través de numerosos hermanos no sólo en las sesiones del congreso, que hemos seguido con especial atención, sino también en los actos de culto interno y externo que han tenido lugar estos días.

Tras los dos primeros días de las sesiones del congreso, en las que ya se pudo empezar a ver el reconocimiento de las voces más autorizadas de la Iglesia a la profundidad y trascendencia de nuestra vivencia y experiencia cristiana como cofrades, el viernes la Hermandad cesó en su actividad habitual; toda ella se detuvo en sus quehaceres diarios y se puso en oración para Adorar a Dios durante un día completo. Veinticuatro horas en las que una vez más quedó de manifiesto nuestra identidad sacramental, que rezumó por todos nuestros poros, demostrando así que esa condición que adquirimos de nuestros mayores, no es solo una fecha ni un blasón, sino que es algo que practicamos de forma activa, y que de forma consciente nos enriquece y nos alienta a seguir dando gloria a Dios a través de nuestro particular carisma. Más de un centenar de personas se acercaron a adorar al Señor a lo largo de los diferentes turnos que se establecieron llenando así de significado este acto de amor a Dios.

El sábado vimos venir por el cerro de Santa Brígida, por donde se pone en sol en Triana, la imagen de ese buen Dios que, con el ocaso de la vida marcado en las pupilas, es el Sol que alumbra y calienta a la humanidad entera. La bendita y portentosa imagen del El Cachorro nos abrazó con sus brazos extendidos, en una imagen que difícilmente podamos olvidar, coronado de espinas y divinidad. La cera roja encendida con que la Archicofradía recibió al Santísimo Cristo de la Expiración, quiso manifestar el estado de nuestro espíritu, ardiente en la promesa de la Resurrección sellada por Cristo en la cruz.

Y la jornada siguiente, solemnidad grande en Sevilla por la Inmaculada en la que los ornamentos tomaron el color del limpio cielo, la calle Castilla quedó desbordada de Esperanza. Si la misión para la que se fundaron las Hermandades fue la de sembrar en el corazón de la humanidad la buena noticia del Evangelio, para que creciera en ellos el Amor y diera fruto la Esperanza en la salvación, es estremecedor pensar que cuando el paso de Nuestra Señora de la Esperanza arrió en la puerta de La O, se fundían en una dos Esperanzas que suman más de 1000 años de labor evangelizadora, en el barrio de Triana. Un milenio de Esperanza.

Un momento que fue bien resumido por las palabras de nuestro Director Espiritual: “Estamos en tiempo de Esperanza, tiempo de Adviento, tiempo de preparación para la venida del Señor. Estamos en el templo de la Expectación del Parto, la Virgen de Navidad y ha venido la Esperanza de Triana a completar esta alegría de la espera del Señor”.

En definitiva han sido unos días especialmente brillantes de emoción por la Esperanza. Expectación por la luz que llega y que nunca se apaga, de preparación de nuestros solemnes cultos en honor de la Santísima Virgen en la espera gozosa ante la venida del Señor, Dios viene; de preparación para un año 2025 que será jubilar para toda la Iglesia y en el que esperamos recoger muchos frutos espirituales. Sea para mayor Gloria de Dios y de su bienaventurada madre, la Santísima Virgen Santa María de La O.