La imagen del Sagrado Corazón de Jesús de nuestra Parroquia de la O

Director Espiritual

De nuestro Director Espiritual a los hermanos de La O

La devoción al Corazón de Jesús fue muy común en la Edad Media, sobre todo en el monasterio benedictino de Helfta, en el cual profesaron santa Matilde y santa Gertrudes, tan conocida por sus escritos sobre el corazón de Jesucristo. El culto litúrgico al Corazón de Jesús fue promovido por san Juan Eudes (1601-1680). Su obispo le dio permiso para celebrar la fiesta del Corazón de Jesús el 31 de agosto en las casas de la Congregación fundada por él. Las apariciones a Santa Margarita María de Alacoque en Paray-le-Monial (1647-1690) dieron un gran impulso a esta devoción, juntamente con su director espiritual jesuita san Claudio de la Colombière. Primero se aprobó la fiesta en Polonia y España, por el papa Clemente XIII en 1765. Y sólo en 1856 Pío IX extendió la fiesta del Corazón de Jesús a toda la Iglesia. Y en 1889 se elevó a la categoría litúrgica con León XIII. Pablo VI la elevó a categoría de solemnidad y nos invita a acercarnos al Corazón de Cristo y beber gozosamente en la fuente de la salvación.

Esta solemnidad nos invita a contemplar ese Corazón de Jesús que tanto ha amado a los hombres y que sigue abierto desde la cruz para que a él nos asomemos; a consolarlo con pequeños gestos de amor y sacrificios por parte nuestra, pues de no pocos recibe ingratitud y desprecio; y después, a imitarlo en esas virtudes que resplandecieron en ese divino y humano Corazón: humildad, mansedumbre, caridad y misericordia.

Dejémonos amar, sin oponer resistencias, y que su Amor venza todo mal en nosotros. El Corazón de Cristo se da, se entrega, se ofrece. Quien es capaz de recibirlo y acogerlo, será transformado: Cristo habitará por la fe en su corazón y el amor será su raíz y cimiento. Entonces… entonces se produce el milagro: nos despojamos de nuestra forma, aquella que está amasada de pecado y debilidad, de concupiscencias, orgullo y arrogancia, y adquirimos una forma nueva, la forma de Cristo en nosotros ¡cuántas personas le rezan a la imagen del Sagrado corazón de Jesús de nuestra parroquia!

Ya no seremos nosotros, sino Cristo en nosotros; ya amaremos como ama Cristo, con su amor que, en cierto modo, nos lo presta para amar.  Adquiriremos, por pura gracia, la semejanza de Cristo, nos pareceremos a Cristo: tendremos la mente de Cristo, los mismos sentimientos de Cristo Jesús, trabajaremos, pensaremos, como el mismo Cristo.

Es una abundancia infinita de su amor y misericordia con nosotros. Es una experiencia viva, real, al alcance de todos; y ya que el Corazón de Jesús no es una imagen, melosa, meliflua, sino su propia Persona, lo descubriremos siempre vivo en el Sagrario, ofreciendo su Presencia y su amistad para entrar en comunión íntima con Él. Es una experiencia viva, real, al alcance de todos; y ya que el Corazón de Jesús no es una imagen, melosa, meliflua, sino su propia Persona, lo descubriremos siempre vivo en el Sagrario, ofreciendo su Presencia y su amistad para entrar en comunión íntima con Él.

Siempre está ahí, en el Sagrario de nuestra parroquia, presidido por la bendita y dulce imagen de Ntro. P. Jesús Nazareno; siempre está acogiendo a los que están cansados y agobiados; siempre enderezando el corazón que se desvía por caprichos y egoísmos, por debilidades, por susceptibilidades de tanta inmadurez afectiva, da igual los años. Siempre recibiendo en el Sagrario aquello que le llevamos y le entregamos: nuestro amor, nuestra reparación, nuestra expiación. En la solemnidad del Corazón de Jesús, es buen día para calibrar nuestro amor a Cristo pero, sobre todo, para ahondar en ese amor gratuito, que derrama cada uno de nosotros.

Sagrado Corazón de Jesús de nuestra Parroquia de la O
Sagrado Corazón de Jesús de nuestra Parroquia de la O

Para nuestra reflexión: ¿qué es lo que me llama más la atención de esta solemnidad litúrgica? ¿A qué me compromete esta fiesta? ¿Estoy dispuesto a amar a mis hermanos, como Cristo los ama?

 

José Antonio Jiménez Hidalgo

Director Espiritual de la Hermandad de la O